martes, 26 de mayo de 2015

Ayahuascar: Un viaje ancestral que ayuda a curar enfermedades.


Después de ser diagnosticado con cáncer de hígado, Donald M. Topping fue advertido por los oncólogos que sus oportunidades de sobre vivencia eran mínimas. Entonces acudió al yagé o Ayahuascar  por una segunda opinión.

Hace un año no pensaba que estaría escribiendo acerca de dos asuntos que generalmente son considerados tabúes. Uno de éstos es el cáncer, ya que nosotros evitamos mencionar el cáncer porque revela nuestros miedos a la muerte y al dolor. Por esta razón se evita el tema o se habla en voz baja respecto al tema . Simplemente quisiéramos que no existiera.





Asimismo el Ayahuascar es otro tema altamente tabú. Incluso es  ilegal en algunos casos y casi inalcanzable para la investigación espiritual, medica, sicológica y neurocientífica. Como en el caso del cáncer, también tendemos a hablar del yagé en susurros.

Sin embargo ahora  Donald disfruta de los privilegios de una persona recientemente jubilada, y de ser amigo del cáncer y el yagé o ayahuasca, pues puede hablar libremente de los dos. El Menciona la palabra "amigo" porque ésa es la manera como ve la relación que ahora tiene con ambos.





Probablemente su relación directa con el cáncer empezó con su nacimiento hace sesenta y ocho años cuando llego al mundo con una estructura genética determinada, en parte, por los miembros familiares de generaciones anteriores, quienes habían muerto de cáncer colo-rectal metastático. Si hay alguna validez para la teoría de predisposición genética, Donald  estaba directamente en la línea para una experiencia de primera mano con las células que tienden a formar los tumores de una manera frenética.



Por esta razón  decidió tomar otra alternativa para curarse. Se  negó a la intervención quirúrgica   y decidió  experimentar con la medicina natural. El cirujano y Donald acordaron  un itinerario durante cuatro meses en los cuales siguió un régimen de naturopatía: micro-dosis de varias substancias, dieta vegetariana, visualización, descanso suficiente y ejercicio. Después de este período, la segunda biopsia no reveló ninguna célula cancerígena. Donald  estaba alborozado; el cirujano estaba desconcertado y sugirió otra biopsia en dos semanas, lo cual acepto. Entonces el descubrió un poco más de tejido con células cancerígenas y convenció a Donald que debía operarse. Pero Donald decido investigar mas a fondo sobre el Ayahuascar y tomo la decisión de hacer aquel viaje ancestral que tanto había escuchado hacer maravillas.


La experiencia de Donald con el Ayahuascar fue increíble.


Después de algunos rituales litúrgicos preliminares, nos alineamos para recibir nuestra primera taza de ayahuasca justo después de la puesta del sol. Una segunda dosis se dio aproximadamente dos horas y media después. A los veinte minutos empecé a sentir algo así como un efecto que parecía un poco familiar recorriendo todo mi cuerpo. Eché una mirada alrededor del cuarto, y noté que otros estaban haciendo lo mismo, mientras se movían en sus sillas e intentaban cantar las versiones litúrgicas de los ícaros en portugués. A esta altura, empecé a preguntarme si yo había tomado la decisión correcta. Entonces, de repente, la planta me atrapó y me llevó a través de un viaje prolongado hacia otra realidad, un viaje para el cual yo no estaba totalmente preparado.





Cuando intento describir mi experiencia con el ayahuasca a otros que conocen algo el sicodélicos, les digo que el LSD y los hongos distorsionan y proporcionan nuevas formas de la realidad con la que se esta familiarizado; el ayahuasca lo conduce a una realidad que usted nunca antes ha visto, ni ha imaginado. Cuando cerré mis ojos, las imágenes  empezaron a correr a una velocidad creciente ante mí. Los remolinos de colores, formas, texturas y sonidos simplemente me atravesaron al punto que me quedé inmóvil. Como muchos otros antes que mi, sin duda, me asusté un poco. Cuando abrí mis ojos la fantasmagoría de formas desapareció, y me vi en el mismo cuarto con los otros, todos vestidos de blanco, la mayoría de quien estaba moviendo sus labios con las canciones que cantaban los brasileños del Santo Daime. Cerré mis ojos de nuevo, e inmediatamente las imágenes volvieron a surgir con intensidad, parecían estar intentando entrar en los escondrijos más profundos de mi cuerpo y alma. Yo pensé: “eh, esto no es muy divertido”. Después de este período de desorientación inicial, pude recobrar mi enfoque en lo que inicialmente me trajo aquí.



Yo era un hombre condenado. Los oncólogos y su Biblia me dijeron que mis oportunidades de supervivencia eran limitadas. Yo había venido al ayahuasca para una segunda opinión. Entonces empecé a dejarme llevar y a permitir que la planta haga su trabajo.

Ahí fue cuando empecé a captar la primera vislumbre del mundo increíble y abrumador del ayahuasca. No había ninguna vuelta atrás ahora. No había nada que hacer ahora sino permitir que ocurriera. Después de un año yo había sido curado a través  de las maravillas de las plantas naturales.


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